jueves, mayo 18, 2006

Dedicatoria continuada

Continuando la dedicatoria del libro de Alvaro de Campos que apareció de la nada un día Jueves de Mayo en la puerta de mi casa.

...el misterio de esto que a ratos nos parece tan absurdo. Un misterio del cual sólo logramos conocer la sombra. Esa sombra secreta que se nos muestra en cada detalle y también en lo más grande. Que se encuentra en las miradas, en las calles pobladas de gente, en ese zapato roto y abandonado, en las arterias esculpidas en las hojas de los árboles, tan parecidas a las palmas de nuestras manos. Me detengo en las miradas o más bien en La Mirada, que muestra toda la pena, la felicidad, los sueños, los deseos y los fracasos del mundo: un velo que no se descorre, pero que insinúa una puerta hacia el infinito, un misterio delicioso que llamamos existencia.

A mi me encanta la vida, con todo lo que la incluye, me encanta no saber qué me depara, como un campo ancho por donde puedo correr, quizás sin saber, para llegar a un paisaje nuevo con acantilados hacia un mar violento que se azota contra la tierra. Luego seguir y llegar a un desierto inacabable, el cual seguro (me imagino) guardará un oasis para mí.

Oasis que llevo dentro, -así como el camello guarda el agua en su joroba- y que me da de beber cuando a mi alrededor es todo arena y rocas. Otro paisaje amarillo, lleno de polen y semillas que llena mi rostro de luz. O quizás una mirada, una simple mirada que puede contener todos esos paisajes. Una mirada desnuda, que contiene mis sueños, sombra de algo infinito que intuimos, como parajes nocturnos que van despertando a la luz, cuando vamos por las aceras donde el tiempo no existe, en una de las cuales nos cruzamos.

domingo, mayo 14, 2006

atracción lunar

Imprimiste un lunar en mi boca, esa noche transformada en día y te paseas por mis recuerdos, buscando ese lunar robado. Pensando en que regresaría a tu boca, probé con otro beso, pero fue inútil, porque tu lunar se grabó en la mía para siempre. Y desde ahí, tu buscas tu lunar en mi boca y yo en la tuya y así inseparables se hicieron nuestros besos.

Se me puede perder todo, incluso la cabeza, que a estas alturas está hilada a mi cuello con una puntada muy fina, (así como la basta del jumper colegial que me hacía yo misma, a punta de corchetes). Puedo -podemos- perderlo todo, pero hay algo que permanece y que en este momento identifico como algo tuyo que he guardado -quizás eso sucedió la primera vez que nos abrazamos y se me abrió una puerta hacia otro lugar- algo, que tú recuperas con mis besos, porque en ellos te entrego una porción de mí pero otra de ti, algo que me entregas y que te devuelvo (un lunar por otro lunar = ecuación alquímica). Quizás por eso nos elevamos tanto porque al tocarnos nos recuperamos el uno al otro.

Te vienes a instalar en mí en los momentos más impredecibles, y te paseas libremente por mis pensamientos, como si estuvieras en un lugar tuyo, como si tuvieras un gran pedazo de tierra adentro mío para sembrar, remover, construir, botar. Te paseas por mi tierra como si te perteneciera, por mis pensamientos como un río que va llenando de verde sus orillas y haciendo su alrededor todo fértil. Quizás en un acto de magia podrías llegar a mi lugar desierto y transformarlo en un solo oasis, yo, un solo oasis en un mundo desierto.

la verdad es que somos un oasis juntos, una excepción a la regla, algo que no nos explicamos pero que simplemente está. ¿Qué es eso que permanece? porque sí que hay algo y no sé cómo llamarlo, sólo intuyo que es algo anterior y posterior a la vez, porque el tiempo da igual, corre demasiado rápido para nosotros, como si esto no nos bastara.