martes, noviembre 08, 2005

Entre libros y chantás de micros


El trayecto diario entre mi casa y la pega es por la micro que tomo en Macul y que sigue derechito por los Leones. Como en horas de trabajo no puedo leer y en la bicicleta menos, decidí aprovechar mi tiempo lectivo durante el trayecto en la micro. La primera semana no pude ni abrir las "Crónicas Marcianas" de Bradbury de toda la gente que me estaba apretujando, era como un poco invasivo abrir un libro entre tantas manos, cabezas y caras rozándose y empujándose constantemente. Y cuando vi que pasaban los días y que el libro permanecía intacto, una mañana, decidí aventurarme.

Con la mano derecha saqué el libro de la mochila, mientras con la izquierda me sostenía de la barra y con los dientes intentaba correr el cierre de la mochila. Todo resultó perfecto hasta que lo abrí y cuando logré sumergirme en la historia de la primera invasión a marte, la micro se pegó una chantá y esas páginas cayeron entre los zapatos matutinos y yo sobre el oficinista de al lado. Pero como un intento no fue suficiente, mi bicicleta quedó rezagada al calabozo y opté por transportarme junto a la humanidad con el beneficio de que ahora puedo abrir -aunque sea entre manotazos y tambaleos- un librito en mi media hora de trayecto. En ese espacio temporal he pasado por los más diversos autores que me han hecho una bipolar en materia de elección literaria, aunque curiosamente entre las novelas que me han tocado hay mucho en común. Producto del azar o del misterio, todas las novelitas que mis ojos y mi imaginación han recorrido en las micros Macul-Los Leones, tratan de personajes solitarios, andando por la vida en el presente y maravillándose de las sorpresitas agradables o desagradables que ésta trae, en fin, seres humildes que gozan de la vida misma, sin grandes metas ni ambiciones, porque al ser personajes marginales no se pueden dar el lujo de aspirar a tan ambiciosas metas, sino que se van por el lado de la vida en sí, de hacer de ésta un curioso dibujo.

Estos son algunos de los personajes que hacen historia (y mito para algunos)en sus propias vidas:

XX en "Tokio ya no nos quiere" de Ray Loriga
El mascarita en "El Hablador" de Vargas Llosa
Ray en "Los vagabundos del Dharma" de Kerouac
Hildelbrando del Carmen en "Himno de un ángel parado en una pata" de Hernán Rivera Letelier
Rey en "El rey de la Habana" de Pedro Juan Gutierrez

Estas novelas han sido leídas entre empujones, codazos, bruscas chantadas, correr de monedas, estornudos y una que otra mirada por la ventana. Por estas historias la bicicleta de cascabel ha quedado relegada al calabozo, porque he encontrado entre cada uno de esos personajes y yo algo en común: eso del presente, de nos saber qué te espera, de avanzar despierto y sorprendido.

Por eso me refiero al azar, porque ninguna de estas novelas han sido escogidas a conciencia por mí, sino que simplemente han llegado a mis manos, las he encontrado por ahí guardadas, tiradas donde mi hermana, o simplemente me he hallado en alguna casa ajena hojeándolas para matar el tiempo, hasta quedar en calidad de objeto prestado.Y bas! todas me salen con el mismo tema, si los libros tienen algo muy mágico, aparte de lo que contienen siempre hay una historia para un libro.