Imprimiste un lunar en mi boca, esa noche transformada en día y te paseas por mis recuerdos, buscando ese lunar robado. Pensando en que regresaría a tu boca, probé con otro beso, pero fue inútil, porque tu lunar se grabó en la mía para siempre. Y desde ahí, tu buscas tu lunar en mi boca y yo en la tuya y así inseparables se hicieron nuestros besos.
Se me puede perder todo, incluso la cabeza, que a estas alturas está hilada a mi cuello con una puntada muy fina, (así como la basta del jumper colegial que me hacía yo misma, a punta de corchetes). Puedo -podemos- perderlo todo, pero hay algo que permanece y que en este momento identifico como algo tuyo que he guardado -quizás eso sucedió la primera vez que nos abrazamos y se me abrió una puerta hacia otro lugar- algo, que tú recuperas con mis besos, porque en ellos te entrego una porción de mí pero otra de ti, algo que me entregas y que te devuelvo (un lunar por otro lunar = ecuación alquímica). Quizás por eso nos elevamos tanto porque al tocarnos nos recuperamos el uno al otro.
Te vienes a instalar en mí en los momentos más impredecibles, y te paseas libremente por mis pensamientos, como si estuvieras en un lugar tuyo, como si tuvieras un gran pedazo de tierra adentro mío para sembrar, remover, construir, botar. Te paseas por mi tierra como si te perteneciera, por mis pensamientos como un río que va llenando de verde sus orillas y haciendo su alrededor todo fértil. Quizás en un acto de magia podrías llegar a mi lugar desierto y transformarlo en un solo oasis, yo, un solo oasis en un mundo desierto.
la verdad es que somos un oasis juntos, una excepción a la regla, algo que no nos explicamos pero que simplemente está. ¿Qué es eso que permanece? porque sí que hay algo y no sé cómo llamarlo, sólo intuyo que es algo anterior y posterior a la vez, porque el tiempo da igual, corre demasiado rápido para nosotros, como si esto no nos bastara.
domingo, mayo 14, 2006
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