Continuando la dedicatoria del libro de Alvaro de Campos que apareció de la nada un día Jueves de Mayo en la puerta de mi casa.
...el misterio de esto que a ratos nos parece tan absurdo. Un misterio del cual sólo logramos conocer la sombra. Esa sombra secreta que se nos muestra en cada detalle y también en lo más grande. Que se encuentra en las miradas, en las calles pobladas de gente, en ese zapato roto y abandonado, en las arterias esculpidas en las hojas de los árboles, tan parecidas a las palmas de nuestras manos. Me detengo en las miradas o más bien en La Mirada, que muestra toda la pena, la felicidad, los sueños, los deseos y los fracasos del mundo: un velo que no se descorre, pero que insinúa una puerta hacia el infinito, un misterio delicioso que llamamos existencia.
A mi me encanta la vida, con todo lo que la incluye, me encanta no saber qué me depara, como un campo ancho por donde puedo correr, quizás sin saber, para llegar a un paisaje nuevo con acantilados hacia un mar violento que se azota contra la tierra. Luego seguir y llegar a un desierto inacabable, el cual seguro (me imagino) guardará un oasis para mí.
Oasis que llevo dentro, -así como el camello guarda el agua en su joroba- y que me da de beber cuando a mi alrededor es todo arena y rocas. Otro paisaje amarillo, lleno de polen y semillas que llena mi rostro de luz. O quizás una mirada, una simple mirada que puede contener todos esos paisajes. Una mirada desnuda, que contiene mis sueños, sombra de algo infinito que intuimos, como parajes nocturnos que van despertando a la luz, cuando vamos por las aceras donde el tiempo no existe, en una de las cuales nos cruzamos.
jueves, mayo 18, 2006
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1 comentario:
Voy a marcar tu blog en mi computadora para asi saber que esta pasando pot tu cabecita. muchos besitos Yunia.
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