Dos fantasmas se me han aparecido estos últimos dias. Ustedes ya los conocen, probablemente han sido visitados por alguno de ellos. Parte de ellos esta viva, pues se trata de conquistadores del tiempo y del espacio, seres a los que el mundo y sus leyes no les fueron suficientes y tuvieron que reinventarlo y recrearlo. Nada menos que dioses terrestres o hijos de dioses con humanos. Me refiero a un genio y a un sabio, ambos empuñaron su daga y la clavaron en el mundo, un puñal que aún no ha sido removido y el día en que lo sea, su marca quedará para siempre en el inconsciente colectivo de nuestra especie. Me refiero nada menos que a Dalí y a Borges. Dalí el genio; Borges, el sabio.
Parece muy fácil largarse a escribir sobre dos artistas (creo que Borges se ajusta más a un sabio pensador o a un viejo astrónomo reencarnado, que a un artista. Como aquellos pensadores que encontramos en esos libros empolvados y que se daban por extinguidos, menuda sorpresa al descubrirlo) de los que se ha escrito de todo y de los que se seguirá escribiendo hasta que el curso del tiempo desintegre esas páginas o destruya esas telas. Ni aun así; la tradicion oral seguirá recordando sus obras y luego serán reescritos por profetas en calidad de personajes míticos, de héroes del arte y del pensamiento humano.
Lo que me inquietó esta vez fueron las personas que hay detrás de esa obra. Poco se sabe de Borges, más reservado y volcado exclusivamente a las palabras y muchísimo se sabe de Dalí, quien en algún momento nos ha a llevado a confundir su persona con su obra y a dudar si su persona es una creación más de él mismo (como él mismo dijo en más de una ocasión).
Anoche tuve la suerte de ver una entrevista en "A fondo" que le hicieron a Borges cuando el franquismo estaba en su cúspide en España. Independiente de la estética del programa y de la excesiva formalidad del entrevistador, me sorprendió mucho ver por primera vez a Borges durante más de una hora hablando de su vida y de su obra. Un tipo que con la mirada perdida (probablemente en alguno de sus universos), nos acercó a su infancia de ratón de biblioteca, donde devoró todos los libros que sus bracitos de niño alcanzaron en las infinitas estanterías. Allí se encontró por casualidad con el Quijote, con las mil y una noches, con viejos mitos escandinavos y literaturas de todas partes del mundo. Pero lo que más llamó mi atención, es que Borges se mostró como aquel personaje de sus cuentos, un ser ínfimo inserto en un universo indescifrable. Demostró ser un verdadero sabio, una persona como cualquiera otra que sigue adelante con su vida, una persona consciente de que lo que sabe es muy poco aún, un aprendiz de el tiempo, a pesar de que ha conseguido traspasarlo y burlarlo y contra el que va luchando con su pluma. En la entrevista, Borges se mostró más humilde que tantos de nosotros. Desdoblado de su obra, cuando el entrevistador le citaba sus propias frases Borges decía "Mire usted ¿y eso lo escribí yo?, no está mal, ¿no?" mostrándose excesivamente humano y cálido en contraste con lo suprahumana y a ratos fría que nos pueda parecer su obra. Vale la pena conseguir esa entrevista y verla para comprender muchas cosas.
El fantasma de Dalí en cambio, se me apareció inevitablemente cuando ayer fui a visitar Figueras, la ciudad catalana que lo vio nacer. Una ciudad que no tiene nada de especial fuera del Museo que es el máximo exponente de su obra y de su inflado Yo que lo llevó a insertar en el espacio un edificio que parece sacado del sueño más absurdo. Este museo fue uno de los proyectos que mantuvo ocupado a Dalí gran parte de su tiempo y cuya magnificencia, autorreferencia y potestad llegaron a agotarme.
Algunos montajes me parecieron horribles, a pesar de todos los fundamentos estéticos que se les pueda otorgar, que son kirsh, que el surrealismo, que el juego espacial, en fin. Esto no quiere decir que Dalí no sea un verdadero genio, sí que lo es, ¿quién podría jugar tan libremente con el espacio?. Y aquí cabe destacar la distinción que hice entre ambos creadores al comienzo (Dalí el genio; Borges, el sabio) Dalí no me parece un sabio, porque quien se cree Dios no puede serlo. En un par de oportunidades he leído sobre Dalí como persona y él se sentía un verdadero Dios, incluso en un momento fue amante de la monarquía y del gobierno de los poderosos (me sorprendió ver en su museo una gigantografía del rey Juan Carlos), de la primacía de los más fuertes por sobre los débiles, siendo que también fue comunista en sus tiempos. Dalí se paseaba con un exótico báculo que en ese entonces sólo llevaba el papa o alguno de aquellos poderosos que sitúan su pie sobre nuestras cabezas. Solo Dalí logró destruir una vitrina completa en una de las más famosas avenidas de Nueva York, como si nada... claro, es Dalí. En fin, Dalí era su propia obra y así se sentia, pero su avasalladora presencia me hizo dudar.
Sin juzgar a uno ni a otro (sería una patudez extrema), solo presentando la que es mi percepción de ambos, si sacamos la genialidad de Dali y la sabiduría milenaria de Borges, nos quedamos con dos seres humanos que marcaron nuestra era.
Sin duda las obras de ambos son geniales por donde se les mire. A mí al menos muchas de ellas me quedan grandes y me dejan con los ojos abiertos intentando situarme en esa dimensión cuyo velo se va descorriendo poco a poco hasta encontrarme con otro velo y así sucesivamente. Un código que viene de otro lugar, un eco que a ratos me ha parecido cercano pero que tiende a alejarse.
Para mí Dalí como personaje representa las aspiraciones del mundo actual, un ser materialista, individualista, egocéntrico a morir. Los Dalís de hoy son los que triunfan, son aplaudidos y admirados por los que están más arriba. Los que su presencia avasalladora no permite detenernos en aquellas personas cuyo silencio esconde infinitas riquezas y mundos. Dalí fue uno de los que depositó la primera piedra para los cimientos del mundo así como lo vemos hoy.
Borges, en cambio, es uno de aquellos seres silenciosos, un viajero del tiempo que nos abrió puertas hacia lo desconocido, hacia otros mundos mucho mayores que este. Aqui no somos más que hormigas intentando descifrar que hay más allá de lo que vemos. Creo que Borges es el que escucha y camina con los ojos abiertos, el que atraviesa este momento contingente, esta hora y este día, para hacernos comprender que somos un símbolo.
Desde esta perspectiva yo me alío más a Borges como persona. Creo que lo que me representa es lo que más está escaseando por estos lados. Me frustra ver cómo hay personas que ponen su pie sobre la cabeza de otro, sin ser capaces de ver qué mundo esconde ese otro. Creo que los lectores del silencio y de las miradas pueden comprender a lo que me refiero.
miércoles, abril 11, 2007
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3 comentarios:
Es la puerta que elige y no el hombre...saknar dig
hola mi más cascabelita...sólo te mando un beso para que sepas que te leo siempre!!!!
espero nos veamos luego...
Hola cascabelita, di con tu escrito debido a que yo tambien notè la inmensa disparidad entre el maestro y el bufòn(está de más decir quién es quién) , de hecho mientras escribia en el google la referencia: "Borges y Dali" sentí el sagrado horror del que blasfema al unir ambos nombres de tal manera.
Supongo que el marqués de Pubol, puede ser olvidado, al menos por mi.
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