El viejo chamán del Mapocho, oculta su delirio espiritual en su enorme panza de choripanes, chops, chunchules, chacareros y chichas chambreadas.
-La corte del Mapocho se ha cerrado para usted, ahí solo pasean micros y peatones cotidianos, incapaces de hipnotizar quiltros y dejarlos arrojados en caóticas posturas.
Chamán del Mapocho, ha devuelto horriblemente los choripanes, chops, chunchules, chacareros y chichas chambreadas; ha destripado la acera, de donde emanan fétidos vapores fermentados por el sol de su tarde, que para usted son perfumes etéreos, encarnaciones divinas.
Viejo chamán del Mapocho, coge fuerzas de calles reventadas, ha abierto su tercer ojo, atravesando asfalto, tierra, piedras, minerales y mares subterráneos, hasta alcanzar el fuego.
Su tercer ojo divisa grietas a lo largo y ancho de la acera, que escupen lava del comienzo, petrificando a quiltros; abandonándolos en las posturas más sórdidas.
Chamán del Mapocho, bebe sueños de perros de piedra y llena con ellos su panza, de aires oníricos, de sombras amarillas, de mandalas giratorias... y de la voz de la vieja que le dice:
-¡Ya poh gordo! ¡levántate! ya está güeno ya, ¿no ví que se te han pasao toas la micros?
-Y mira cómo tení a esos pobres animales, ¡si serai desgraciao!
martes, junio 28, 2005
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