Desde que el silencio se apoderó de aquel día,
cuando el rumor del viento se apagó,
mi mirada se ha volcado hacia las piedras,
buscando entre la dureza de sus formas
Algún rastro de sutil respiro.
Detectando el aire en el agobio,
tomé la última burbuja;
aquel instante invisible
oculto entre la solidez milenaria
Y en estos días quietos,
sin viento,
sin tu voz,
me refugio en el hueco de la piedra
en ese ínfimo espacio reservado.
y navego libre en la transparencia molecular
¿Es esa burbuja de aire enterrado
tu eco lejano entre las garras del tiempo?
Eso es lo que de ti me queda,
lo que antes de mí estuvo y lo que después estará;
es lo de siempre, eterno como esas rocas
Y si el viento ya no corre con tus besos
y las ramas del parque ya no me abrazan por ti
entonces con certeza apuesto
por la voz lejana de la piedra
Y pienso en un camión de dinamitas
que en mil pedazos ha de volar,
la piedra que guarda el aire de tu voz
Y libre se apodera de todos los silencios
mis calles pobladas por tus cantos
El mundo, una secreta cajita musical