martes, agosto 30, 2005

despedida


Cambiarse de casa es desenterrar el pasado. Aunque yo solo viví un año y medio en el depto. me impresionó la cantidad de objetos, dibujitos, nuevas fotos y pilchas que se acumulan y son los recuerdos de un año que no estuvo nada de mal.

Tenía planeado cambiarme esta semana, pero Eugenio que es el dueño de mi cama, mi velador, la cocina, el refrigerador y todos los muebles que pueblan la casa, decidió cambiarse el fin de semana, por lo que yo tuve que improvisar una mudanza el día sábado. Llenar bolsas de ropa, dos baúles de libros y cachureos, una lámpara/báculo sagrada, una tele y el colchón que aún yace entre las abandonadas paredes del depto en espera de algún motor que lo pueda atrevesar por la ciudad.

El embalaje improvisado fue durante el tormentoso día sábado, en medio de la lluvia subiendo y bajando bolsas todo con el pecho apretado por una sensación fuerte de cambio físico y emocional no digerido aún. Ema se vuelve a Inglaterra después de un año de compartir todas las tardes un té con leche, un pucho y una eterna conversa que podía derivar en los más extraños temas. Con el depto. la dejo a ella y el jueves ella nos deja a nosotros y a Santiago, la ciudad que tanto ama porque según dice "es una ciudad honesta".

Es dificil deshacerse de los recuerdos, pero al llegar a mi nuevo pequeño hogar y al divisar el único cajón y estante que tengo para dejar mis cosas, me enfrié de sangre, tomé una enorme bolsa de basura y me deshice de un 80% de mis ropas y cachureos, sin dolor, simplemente arrojándolos a la bolsa negra y desentendiéndome de cada objeto. Finalmente llené dos enormes bolsas de basura de ropas y objetos de todo tipo, los cuales fueron a parar a la iglesia de la plaza ñuñoa y ahora soy una niña livianita que podría partir mañana con su palo y su bolsita en la espalda a lo chavo del 8.

Luego de tanto movimiento, nos juntamos ayer con Ema a tomar café, hablamos solo del presente, y al plantear el tema del futuro lloramos tratando de contenernos, riéndonos por nuestro llanto absurdo, esa fue algo así como la despedida simbólica de un lugar físico, de una persona que permanece y de una etapa que está por cerrarse. Bueno, el miércoles se materializará con una gran celebración, la que siempre quisimos rodeados de paredes vacías.

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